Melissa B. Riley1, Margaret R. Williamson1, and Otis Maloy2
1Department of Plant Pathology and Physiology, Clemson University, Clemson, SC
2Department of Plant Pathology, Washington State University, Pullman, WA
Riley, M.B., M.R. Williamson, and O. Maloy. 2002. Plant disease diagnosis. Spanish translation by José Carlos Ureta R., 2016. The Plant Health Instructor. DOI: 10.1094/PHI-I-2002-1021-01
Traductor: José Carlos Ureta R. Departamento de Protección Vegetal, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de Panamá.
English Version
A los fitopatólogos, quienes estudian a las enfermedades de plantas, a menudo les preguntan sus amigos o compañeros: ¿Qué le pasa a mi planta?, seguido por, ¿Qué puedo hacer para que mi planta mejore? Para cuando se hace la pregunta, tal vez sea demasiado tarde para ayudar a esa planta en particular, pero un diagnóstico adecuado puede ser muy importante para prevenir el mismo problema en otras plantas.
¿Cómo es que un fitopatólogo inicia el proceso de diagnóstico de problemas en plantas? Se debe poseer muy buenas habilidades de observación e investigación. Es importante mantener una mente abierta hasta que todos los hechos relacionados con el problema hayan sido recabados. Debe considerarse la posibilidad de que múltiples factores pueden ser la causa del problema.
Las medidas de manejo dependen de la identificación apropiada de las enfermedades y de los agentes causales. Por ello, el diagnóstico es uno de los aspectos más importantes en el entrenamiento de un fitopatólogo. Sin una identificación adecuada de la enfermedad, sería una pérdida de tiempo y dinero y podrían aumentar las pérdidas de plantas. Por esta razón, un diagnóstico correcto es vital.
A menudo los fitopatólogos se basan en los síntomas de la planta para identificar su enfermedad. Por ejemplo, la señora Green le pide al Dr. Shoe que le examine las azaleas de su vivero. Cuando el Dr. Shoe llega al vivero él observa que las azaleas en el invernadero #1 están marchitas. Cuando remueve las plantas de sus macetas, las raíces parecen estar podridas. La señora Green quiere saber de inmediato que debe hacer con las azaleas del invernadero #2, en donde, hasta ese momento, no se ha observado marchitamiento alguno. Al Dr. Shoe se le pide hacer recomendaciones, aún antes de poder observar las plantas en el invernadero #2. Debido a que síntomas similares pueden producirse como respuesta a diferentes agentes causales, el uso de solamente los síntomas a menudo no es suficiente para identificar la causa de una enfermedad. Pero la identificación del agente causal de la enfermedad puede tomar una semana o más. Pero mientras tanto, ¿qué puede hacer el Dr. Shoe por la señora Green?
Una de las cosas mas importantes para el Dr. Shoe debe es usar su capacidad de observación. Él necesita hacer diversas preguntas relacionadas con el cuidado y cultivo de las azaleas, de manera que se vayan eliminando o identificando las posibles causas del problema. También requiere considerar diversos factores tanto ambientales como culturales. Como resultado de su cuestionamiento y observaciones tendrá la posibilidad de:
- Identificar la enfermedad y su agente causal
- Limitar el número de posibles causas del problema, pero aun requerirá más estudios en el laboratorio antes de poder indicar su diagnóstico final
- Estar completamente desconcertado por el problema
Independientemente del resultado final, la señora Green aún espera una recomendación de lo que debe hacer.
Este artículo presenta los diferentes pasos o actividades que están asociadas con un diagnóstico adecuado de una enfermedad en plantas. Detalles del proceso pueden variar dependiendo de las diferentes enfermedades y condiciones que se presenten. Aun así, en conjunto, el proceso es relativamente el mismo. Todos los pasos requieren de observaciones y cuestionamientos cuidadosos. Estos pasos incluyen lo siguiente:
Saber Que Es Lo Normal
Identificación correcta de las plantas. La identificación de las plantas afectadas es uno de los primeros pasos en el diagnóstico de sus enfermedades. Se deben tomar en cuenta tanto el nombre común como el nombre científico de la planta. No debe basarse solo en el nombre común dado que diferentes especies de plantas pueden tener el mismo nombre común y el nombre común utilizado en un área puede ser usado para especies totalmente diferentes en otra área. Por ejemplo, el nombre común "vinca" ha sido usado para describir a plantas pertenecientes a dos géneros diferentes: Vinca, una planta perenne y Catharanthus, una planta anual. Otro ejemplo es el “pasto mono” el cual es usado para señalar a los géneros Liriope y Ophiopogon (pasto mondo). Un ejemplo de las ciencias forestales es “cedro” el cual es utilizado para indicar al cedro rojo del este (Juniperus), cedro rojo del oeste (Thuja), cedro Port Orford (Chamaecyparis), cedro incienso (Libocedrus) y cedro Atlas (Cedrus). Obviamente el uso del nombre común puede causar confusiones en la identificación y reconocimiento de los problemas que los pueden afectar.
Además de conocer el nombre común y científico de la planta afectada, es importante saber el nombre de la variedad o cultivar, cuando sea posible. Puede presentarse una gran variedad de grados de susceptibilidad a una enfermedad en particular dentro de los diferentes cultivares de una especie de planta. Por ejemplo, cuando observamos la susceptibilidad del trigo a la roya del tallo causada por Puccinia graminis f. sp. tritici, sabemos que no todos los cultivares de trigo son susceptibles a todas las razas de P. graminis. La principal medida de control para esta enfermedad se basa en sembrar, cada año, cultivares de trigo que son resistentes a las razas del patógeno detectadas durante la respectiva época de siembra. Los cultivares de tomate con base genética “Better Boy” son generalmente resistentes al nematodo de los nódulos, mientras que aquellos con base genética de la variedad “Rutgers”, son susceptibles, así que conocer el origen genético de un cultivar puede ser importante. Al conocer el cultivar y su susceptibilidad a diferentes enfermedades se pueden reducir los candidatos de posibles agentes causales.
Al tener el conocimiento de la identidad de la especie de planta afectada le permite al fitopatólogo utilizar diferentes recursos, como aquellos que contienen listas de enfermedades asociadas con plantas específicas. Estas listas son de mucha ayuda para sugerir los posibles agentes patogénicos. Un ejemplo de dichas listas se encuentra en el sitio web de la Sociedad Americana de Fitopatología (APS, por sus siglas en inglés), como parte de sus recursos en línea. Una vez que usted selecciona la planta de su interés, verá la lista de enfermedades causadas por bacterias, hongos, nematodos, plantas parásitas y virus asociados específicamente con esa planta. El manual de enfermedades de plantas, Westcott's Plant Disease Handbook, es de utilidad ya que presenta síntomas específicos asociados con cada enfermedad7. La Prensa de la APS ha publicado una lista de enfermedades fungosas y sus huespedes4. Este libro fue publicado después de una publicación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés)12, pero la publicación de la APS, sólo incluye enfermedades fungosas. La publicación original del USDA, aunque algo desactualizada, cubre hongos, bacterias, virus y nematodos, así como también problemas fisiológicos.
Están disponibles otros recursos tales como la serie de compendios de la prensa de la APS, que cubren enfermedades y desórdenes fisiológicos para especies de plantas específicas, por ejemplo en rosas,8 o enfermedades para regiones específicas como Florida, Estados Unidos de América2. En algunos casos estas listas de enfermedades pueden sugerir enfermedades potenciales o conducen al diagnosticador a descartar otras enfermedades. Sin embargo, un factor que se debe tomar en cuenta es que estas listas a menudo son incompletas o la enfermedad puede ser nueva y aun no estar reportada en la planta o región específica. La mejor opción es utilizar diferentes fuentes de información ya que una sola podría no tener un índice completo de enfermedades potenciales en una planta específica.
Reconozca la apariencia de una planta sana. Es importante saber cómo luce una planta normal de las especies de plantas que usted esté investigando. Cada especie de planta presenta un hábito de crecimiento, colores y tasas de crecimiento particulares. Si usted no conoce a la planta, no podrá reconocer cuando algo no este correcto. ¿La planta normalmente produce follaje nuevo que es de color amarillo o rojo y luego se torna color verde oscuro a medida que el follaje envejece? Muchos arbustos ornamentales han sido desarrollados y comercializados por estos colores brillantes de su follaje nuevo y su valor ornamental. Estas plantas presentan un valor alto por este tipo de coloración, sin embargo, si una persona no sabe que dicha coloración es normal, puede pensar que la planta está enferma. Por lo cual, es importante conocer la apariencia normal de la planta antes de decidir si es que tiene algún problema. Además, es importante recordar que la apariencia puede variar en los diferentes cultivares. Algunos cultivares de plantas presentan hojas amarillas a verde pálido naturalmente. Por ejemplo, nuevos cultivares de Hosta (Hosta spp. – Liliaceae), especias como el Orégano dorado (golden oregano, en inglés) y variedades de Coleo (Coleus spp.), las cuales a primera vista parecieran presentar síntomas de fertilización inadecuada, estrés radicular, o problemas de pH en el suelo.
Una vez que se ha determinado la apariencia “normal” de la planta, se pueden efectuar diversas comparaciones de las plantas con algún problema y las plantas sanas. Compare características tales como tamaño general, morfología, y coloración de la planta; forma, tamaño, coloración y distribución del follaje; distribución y coloración de las raíces; textura y coloración de la corteza, tallo, o tronco. También es importante conocer eventos normales como la caída de hojas, que ocurren en plantas sanas. Por ejemplo, algunas especies de Acebo (Ilex spp.) normalmente pierden sus hojas en la primavera.
También se deben tomar en cuenta las partes de la planta afectadas. ¿Se presentan síntomas en las raíces, hojas, tallos, flores, o frutos? ¿Se encuentra toda la planta afectada? ¿Solamente se encuentra afectada una rama o un lado de la planta? Las respuestas a estas preguntas le pueden ayudar con la identificación del problema.
Examine los Síntomas y Signos
Identifique los síntomas característicos. La descripción de los síntomas característicos presentados por un espécimen puede ser difícil de realizar correctamente. Debido a ésto, a menudo es difícil, sino imposible, determinar el problema de una planta cuando una persona está describiendo los síntomas a través de un teléfono. Como ejercicio de prueba de lo anterior, se puede tomar una planta que presente síntomas y hacer que tres personas describan por escrito los síntomas que observan. Seguidamente compare las descripciones. ¿Varían significativamente las descripciones? ¿Puede usted visualizar los síntomas de acuerdo a la descripción de alguna de las otras personas que describieron los síntomas de la planta enferma? A menudo, los síntomas pueden agruparse de la siguiente manera (Para la definición de términos, utilice el Glosario Ilustrado del Centro Educativo de la red de APS (APSnet Education Center Illustrated Glossary, en inglés):
- Falta de desarrollo de tejidos y órganos. Dentro de los ejemplos podemos mencionar síntomas tales como: atrofiamiento de las plantas, entrenudos acortados, desarrollo inadecuado de las raíces, malformación de las hojas, producción inadecuada de clorofila y otros pigmentos, falta de desarrollo de frutos y flores.
- Sobredesarrollo de tejidos y órganos. Los ejemplos incluyen a: agallas en raíces, tallos, hojas; escoba de bruja y floración excesiva.
- Necrosis o muerte de partes de la planta. Estos pueden ser algunos de los síntomas más notorios, especialmente cuando afectan a toda la planta, tal como el marchitamiento o la muerte regresiva (“Die-Back”, en inglés). Otros ejemplos incluyen quemazones foliares y de retoños, manchas foliares y pudriciones de frutos.
- Apariencia anormal. Como ejemplos tenemos a patrones de mosaicos (alternancia de tonalidades amarillo con verde oscuro) en el follaje y alteración en la coloración de hojas y flores.
Las enfermedades involucran una progresión de síntomas que pueden variar significativamente. Esta progresión de síntomas es una de las características más importantes asociadas con problemas causados por agentes bióticos. Las enfermedades pueden presentar síntomas primarios y secundarios. Por ejemplo, la pudrición de raíces de un árbol puede ser un síntoma primario mientras que la caída del árbol es un síntoma secundario. Invasores secundarios también pueden enmascarar a los síntomas originales en las etapas finales de la enfermedad. De esta manera, los síntomas observados en las etapas finales no siempre son los síntomas típicos manifestados en respuesta al patógeno inicial.
Es importante observar la progresión de síntomas en las plantas enfermas. En algunos casos, la observación de síntomas debido al uso inadecuado de herbicidas, resulta en manchas parecidas a las causadas por un agente infeccioso. La diferencia es que con respecto al daño por herbicidas, los síntomas aparecen repentinamente y no se observa una progresión de los síntomas iniciales. Las manchas también pueden observarse con patrones propios de la aplicación del herbicida. Herbicidas tales como el 2,4-D pueden causar distorsión del follaje lo que lo hace confundir con una virosis. Sin embargo, cuando las hojas nuevas se forman, generalmente no presentarán dicha distorsión, indicando así un alto a la progresión de síntomas.
Identifique la variabilidad de síntomas. Las variaciones sintomatológicas mostradas por las plantas enfermas pueden resultar en un diagnóstico incorrecto. Estas variaciones pueden resultar a causa de varios factores. Puede ser que esté presente más de un problema y en algunos casos, que estén involucrados más de un patógeno en la infección de la planta. Los síntomas asociados en estos casos pueden ser significativamente distintos de los síntomas expresados en respuesta a cada uno de los diferentes patógenos actuando de manera individual. Los síntomas de la enfermedad manifestados por múltiples patógenos infectando a una planta pueden ser tanto más o menos severos que si la planta fuese infectada solamente por uno de estos patógenos. Esto se observa comúnmente en infecciones múltiples de virosis. Se ilustra un ejemplo de lo anterior en la Figura #1, que muestra a plántulas de durazno (melocotonero) infectadas con una o varias virosis. La plántula a la izquierda está infectada con el Virus del Enanismo de la Ciruela (Prune dwarf virus, en inglés) y con el Virus de la Mancha de Anillo Necrótica de la Ciruela (Prunus necrotic ringspot virus, en inglés). La plántula en el medio está infectada solamente con el Virus del Enanismo de la Ciruela y la plántula de la derecha está infectada sólo con el Virus de la Mancha de Anillo Necrótica de la Ciruela.
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Figura 1. Plántulas de durazno infectadas con varias virosis, sólo o en combinación. Plántulas de durazno infectadas tanto con el Virus del Enanismo de la Ciruela como con el Virus de la Mancha de Anillo Necrótica de la Ciruela (plántula a la izquierda), infectada sólo con el Virus del Enanismo de la Ciruela (plántula en el medio) o sólo infectada con el Virus de la Mancha de Anillo Necrótica de la Ciruela (plántula a la derecha). (Usado con permiso de S. Scott) |
Buscar signos de agentes causales bióticos. Los signos de agentes causales de enfermedades en plantas son la evidencia observable del agente específico causante de la enfermedad. Los signos pueden incluir al micelio, esporas y cuerpos fructíferos del agente fungoso. Indicaciones de problemas causados por insectos incluyen al insecto mismo, su daño, telaraña de un ácaro y la ovipostura del insecto. Los signos son un aspecto mucho más específico de lo que son los síntomas producidos por los agentes causales de enfermedades y son extremadamente útiles en el diagnóstico de la enfermedad y en la identificación de su agente causal. El uso de una lupa o lente de magnificación y una navaja son de mucha utilidad en el campo para el diagnosticador. El efectuar cortes en la corteza de plantas ornamentales y árboles en la línea de la superficie del suelo, pueden conducir a la observación de cubiertas miceliales de hongos causales de pudriciones radiculares tal como Armillaria spp. (Figura 2). El exudado bacteriano puede ser observado al cortar tallos y colocarlos en agua (Figura 3). Las masas de diferentes esporas como la de las royas (Figura 4) sobre las hojas pueden ser importantes en el diagnóstico de la enfermedad. Los mildiús polvorientos son diagnosticados típicamente mediante la observación de un micelio y conidios grises a blancos en la superficie de hojas y flores (Figura 5).
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Figura 2. Micelios blancos de Armillaria creciendo debajo de la corteza de un durazno. (Usado con permiso de G. Schnabel) |
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Figura 3. Exudado bacteriano emanando de un corte de un tallo de tomate infectado con Ralstonia solanacearum. (Usado con permiso de M. Williamson) |
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Figura 4. Roya del Tallo en Cebada, causado por Puccinia graminis. (Cortesía de B. Steffenson) |
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Figura 5. Mildiú polvoriento sobre un racimo de flores de manzana, causado por Podosphaera leucotricha. (Cortesía de K. D. Hickey) |
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Los microscopios de disección y compuesto son útiles para la observación de algunas esporas y sus estructuras, lo cual conduce a una identificación de los posibles agentes causales más concreta. El conocimiento referente al uso del microscopio y lentes de magnificación es de importancia vital para el que efectúa el diagnóstico. A menos de que se lleven a cabo observaciones cuidadosas, los signos de un agente causal pueden pasar desapercibidos. No es posible detectar a los signos si solo se les da un vistazo rápido a las plantas a través del parabrisas de un automóvil, es más pueden no ser visibles a simple vista.
Identifique las partes de la plantas afectadas – ¿Están asociados los síntomas con una parte específica de la planta?
Es importante tomar nota si los síntomas se observan solo en una parte específica de la planta. Por ejemplo, si una planta está marchita ¿coincide con una alteración del sistema vascular? el cual puede manifestarse mediante el oscurecimiento del sistema vascular o ¿es que las raíces presentan anormalidades tales como pudriciones, reducción de la cantidad de raíces, etc.? ¿Se observan lesiones necróticas estrictamente en hojas jóvenes? Los síntomas de algunas enfermedades se observan comúnmente solo en partes específicas de las plantas y esta observación resulta importante en el diagnóstico.
Observe Patrones
Anote la distribución de los síntomas. Una de las primeras acciones que debe efectuar una persona que hace diagnóstico es tomar nota de la distribución de las plantas enfermas a lo largo del área afectada. ¿Están distribuidas uniformemente a lo largo del área o se encuentran en forma localizada? ¿Existe un patrón definido de distribución? Por ejemplo, ¿sólo se presenta a lo largo de los bordes de un invernadero cerca de ventanas abiertas, contiguo a una calzada o carretera, en las partes bajas del campo, a lo largo de una hilera de plantas, o se encuentra afectando plantas al azar en el campo? Este tipo de distribución es especialmente importante cuando se busca la posibilidad de que la causa del problema sea un agente no infeccioso, como puede ser una aplicación de herbicida inadecuada o diversos factores en el suelo11. Un patrón de daño uniforme en una planta o patrones uniformes de daño sobre una gran extensión, generalmente no se les asocia con agentes bióticos, ya que usualmente se deben a agentes abióticos.
¿Cuán prevalente es el problema? ¿Están afectadas todas las plantas? Los problemas de origen infeccioso generalmente se presentan a través del tiempo y existe una progresión de sus síntomas. Rara vez estarán todas las plantas afectadas. Generalmente al inicio de la enfermedad los problemas causados por agentes bióticos se observarán en un porcentaje bajo de plantas afectadas, a menos que se presenten condiciones muy favorables, como lo sería el uso de semilla infectada. Pero aún bajo dichas condiciones, rara vez se observa una infección del 100%. Cuando los problemas se presentan en un 100% de las plantas, es más frecuente que sea el resultado de factores tales como condiciones de suelo (deficiencias o toxicidades), factores climáticos adversos (bajas temperaturas, granizo, sequía, etc.), o químicos tóxicos (uso inadecuado de pesticidas, reguladores de crecimiento, contaminantes ambientales como el ozono, etc.
¿Cómo ha sido la progresión de los síntomas en las plantas en el área afectada? Si los síntomas se presentan todos a la vez y posteriormente no ha existido desarrollo de nuevos síntomas, ésto podría indicar que ha ocurrido un evento aislado como lo sería un cambio repentino de la temperatura o el uso incorrecto de un agroquímico. Sin embargo, si los síntomas se inician en un área, lentamente se presentan en otras áreas y la severidad de los síntomas de la enfermedad cambia a través del tiempo, sería más indicativo de la presencia de un agente biótico. Los agentes bióticos incluyen a los insectos y mamíferos, tales como ratones de campo (ó topillo común Microtus sp.), que pueden estarse alimentando de las plantas.
Verifique la especificidad del patógeno hacia el huésped. ¿El problema está incidiendo en una sola especie de plantas o existen diferentes especies de plantas afectadas? Si diferentes especies de plantas presentan síntomas, ésto puede indicar de que se trata de un problema no infeccioso, el cual puede estar relacionado a prácticas culturales o condiciones ambientales. No obstante, las pudriciones radiculares causadas por Phytophthora y Pythium pueden producir enfermedad en diferentes especies de plantas, por ello, el hecho de que más de una especie de plantas se vea afectada no descarta totalmente la posibilidad de que se trate de agentes infecciosos. Si ocurre la enfermedad en más de una especie de plantas, ¿Están relacionadas estas plantas y podrán ser infectadas por un patógeno en común?
Haga Preguntas
Analice las prácticas culturales y las condiciones de cultivo. Es vital que el diagnosticador esté al tanto de las actividades que se han llevado acabo respecto a las plantas afectadas. Puede que el problema no se deba a algo que haya realizado el agricultor, el problema puede estar relacionado con algo que haya practicado su vecino/a. La información pertinente a las condiciones ambientales del área de siembra a las que se encuentran expuestas las plantas afectadas es una pieza vital del rompecabezas. Es de especial importancia documentar cambios en el medio ambiente. Entre los factores ambientales que se deben considerar están: temperaturas extremas (frías y calientes), lluvia, granizo, relámpagos o rayos, sequía prolongada, inversión de temperaturas (de importancia en el daño por contaminantes ambientales y deriva de pesticidas) y vientos prevalentes. Todos estos factores abióticos pueden ser importantes para un problema. Se deben evaluar los factores del sitio tales como tipo de suelo, posibles problemas de drenaje y pH del suelo.
Las actividades de mantenimiento y prácticas culturales pueden ser importantes. ¿Qué pesticidas u otros agroquímicos han sido aplicados? ¿A qué dosis y frecuencia de aplicación fueron empleados? ¿Quién efectuó la aplicación? ¿Qué equipo fue utilizado para la aplicación? ¿Cuáles otras actividades se realizaron? ¿Alguien ha estado cortando el césped en el área? ¿Ha estado el departamento de carreteras trabajando en una vía, posiblemente aplicando herbicidas? ¿Ha ocurrido algún hecho inusual o cambios en los patrones climáticos? Muchas veces se requiere de una investigación meticulosa por parte del diagnosticador, debido a que en algunos casos, alguien ha efectuado algo inapropiado y no está dispuesto ha admitir su equivocación.
Pruebas de Laboratorio
Algunas veces ni los síntomas ni los signos proporcionan suficiente información específica o característica, para decidir cuál es la causa de una enfermedad infecciosa en plantas. En estos casos se hace necesario llevar la muestra al laboratorio para realizar análisis de aislamiento e identificación del agente causal. Este proceso puede llevar mucho tiempo y esfuerzo y requiere de destrezas especializadas.
Incubación del material vegetal. Uno de los primeros pasos que realizar al regresar al laboratorio, sería colocar la muestra de tejido enfermo bajo condiciones que permitan al agente infeccioso crecer e inducir la esporulación. Lo anterior puede llevarse a cabo mediante la colocación de la hoja en una cámara húmeda11,13. Una cámara húmeda puede ser un Plato de Petri esterilizado, el cual contenga un papel filtro húmedo en el fondo y una pirámide formada con tubos de vidrio, sobre la cual se coloca la muestra para que ésta no esté en contacto directo con el papel húmedo, pero se encuentre expuesta a condiciones húmedas. Este tipo de cámara húmeda funcionará para especímenes aplanados y pequeños tales como hojas. Para especímenes más grandes será necesario el uso de bolsas plásticas o cajas. En una cámara húmeda, los saprófitos presentes en la muestra también se les inducen a crecer. Para reducir su presencia es práctico efectuar una desinfección superficial de la hoja, utilizando un hisopo impregnado con una solución de isopropanol al 70% o hipoclorito de sodio al 0.1 – 1%. Las cámaras húmedas se incuban a temperatura ambiente.
Aislamiento e identificación de agentes causales bióticos de enfermedades en plantas. El aislamiento de hongos a menudo requiere que se coloquen porciones de tejido vegetal infectado en diversos medios de cultivo11. El organismo que crezca de dicho tejido es aislado en un cultivo puro1,13. Las bacterias se aíslan cortando tejido infectado dentro de una cantidad pequeña de agua esterilizada. Con esta suspensión agua: bacterias se efectúa un estriado o rayado sobre un medio bacteriológico como lo es el Agar nutritivo. Diversos problemas pueden presentarse cuando se trata de aislar un agente fitopatogénico. El tejido infectado puede contener uno o más organismos saprófitos que se han podido ubicar dentro de dicho tejido. Estos saprófitos pueden crecer más rápidamente que el fitopatógeno en el medio de cultivo, impidiendo una identificación correcta del patógeno. En algunos casos en donde se sospecha de un fitopatógeno en particular, se debe utilizar un medio de cultivo selectivo, específico para el patógeno respectivo. Es beneficioso tratar de aislar el fitopatógeno de los bordes del tejido enfermo, en donde el patógeno se encuentra activo y en mayor número que los saprófitos que rápidamente pueden colonizar el tejido afectado por el patógeno.
Una vez aislado el organismo, ¿es éste el verdadero causante del problema? Se requiere llevar a cabo los Postulados de Koch1, lo cual involucra la inoculación de plantas sanas con el organismo aislado, para poder contestar la pregunta en cuestión con certeza, especialmente si el organismo no ha sido reportado previamente como un fitopatógeno de un huésped determinado. Los Postulados de Koch rara vez se practican para diagnósticos rutinarios, pero son extremadamente importantes para enfermedades nuevas e investigaciones. La inoculación de huéspedes sanos y la obtención de los síntomas observados originalmente en el campo pueden presentar dificultades. Debido posiblemente a los inconvenientes en la emulación de las condiciones bajo las cuales el huésped fue inoculado y también en la reproducción de las condiciones ambientales presentes cuando el huésped fue infectado. A menudo es imposible replicar en el laboratorio las condiciones originales presentes durante el desarrollo de la enfermedad en el campo.
Una vez que se ha aislado exitosamente al fitopatógeno, el organismo debe ser identificado. Se estima que existen alrededor de 1.6 millones de especies fungosas3,9, de las cuales la mayoría no son agentes patógenos infecciosos. Muchos hongos y bacterias nunca han sido aislados ni identificados. La caracterización en que se basa su identificación es a menudo compleja y se requiere de un entrenamiento especializado para poder identificar dichos hongos y bacterias. Los diagnosticadores con experiencia, muchas veces son capaces de identificar los organismos que se aíslan más comúnmente. La identificación de nematodos fitopatogénicos también requiere de una persona entrenada.
Pruebas de diagnóstico para la identificación de agentes causales bióticos. Un gran inconveniente en la identificación de agentes causales bióticos es la inhabilidad de muchos de ellos de crecer en medios artificiales de cultivo. Los virus al igual que algunos hongos (por ejemplo, agentes causales de mildiús polvorientos y lanosos) y algunos procariotes (ejemplo, fitoplasmas), requieren de un organismo vivo para poder crecer. En los casos en que el fitopatógeno le es difícil o imposible crecer en medios artificiales de cultivo, se pueden utilizar otros métodos para su detección, tal como las pruebas serológicas para virus. La identificación viral se obtiene a menudo utilizando la prueba de conjugados enzimáticos (ELISA, por sus siglas en inglés) la cual se basa en la asociación de un anticuerpo producido específicamente para un virus, con el virus presente el material vegetal infectado1. Se están desarrollando actualmente más pruebas como la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) para la detección de organismos específicos5,10. Este tipo de reacciones requiere de equipo de laboratorio especializados y reactivos específicos y las pruebas no se realizan fuera de un laboratorio de diagnóstico o de investigación. Otras técnicas empleadas para la identificación de virus incluyen la tinción negativa y microscopía electrónica, para observar las partículas virales en el tejido vegetal o en suspensiones.
Las pruebas de PCR y ELISA, al igual que otras pruebas de laboratorio, también pueden ser utilizadas para organismos que crecen bien en medios artificiales de cultivo. Pruebas adicionales incluyen el análisis de ácidos grasos de los organismos, utilización de carbohidratos (ejemplo, pruebas BIOLOG) y prueba de actividad enzimática (ejemplo, pectinaza, patrones de isoenzimas)5.
Pruebas de diagnóstico para la identificación de agentes causales abióticos. Es extremadamente importante tener presentes a los factores abióticos que pueden ser relevantes en los síntomas observados. Se pueden requerir pruebas de suelos y aguas, en las que se determine pH, composición de nutrientes, salinidad y otros factores como lo son residuos de pesticidas, los cuales pueden inducir una variedad de síntomas. Es importante además, obtener muestras de tejido vegetal para analizarlos en cuanto a su contenido de nutrientes, para determinar si existen deficiencias o toxicidades de macro o micronutrientes.
Diagnóstico Final
El diagnóstico es una forma de prueba hipotética en donde la hipótesis es simplemente la identidad de la enfermedad y un buen diagnosticador lleva a cabo múltiples repeticiones del método científico (buscando evidencias a través de pruebas, para aceptar o rechazar la hipótesis que él/ella generó). Estas hipótesis se generan mediante observaciones de la planta, el medio ambiente e información suministrada por el productor. Cuando se compila toda la información exitosamente, se deben consultar las fuentes bibliográficas para determinar lo que ya se conoce acerca de las enfermedades y sus agentes causales, asociados con la planta identificada. La información se puede obtener de fuentes publicadas como compendios e índices de enfermedades en plantas, notas técnicas, boletines de mercancías, recursos en línea y comunicaciones personales con expertos en enfermedades de plantas. Puede ser de utilidad la información de enfermedades y sus agentes causales proveniente de plantas similares a la afectada, cuando información referente a una planta específica no esté disponible. Pueden darse casos excepcionales en donde no exista información alguna respecto a la enfermedad. Por ello, se requerirá de pruebas extensivas para determinar la identificación del fitopatógeno. Cuando se requiera de este tipo de pruebas, toma más tiempo desarrollar recomendaciones basadas en investigaciones y métodos de control tendrán que basarse en recomendaciones de enfermedades de etiología similar. Si estas enfermedades han incidido en otras áreas del mundo, las medidas de control que previamente se hayan desarrollado podrán ser de uso.
El estudiante debe tener presente que él/ella es una clase de detective. La identificación y el diagnóstico de problemas en plantas es como un detective investigando un caso de asalto u homicidio, sólo que en este caso, la víctima es una planta. Todas las pistas deben ser investigadas. Algunas pueden conducir a callejones sin salida, mientras que otras nos conducirán por el camino correcto. Es importante considerar que existen excepciones. La compilación de la información y las pistas son lo que finalmente nos guiarán al diagnóstico más acertado.
Las figuras a continuación ilustran algunos de los síntomas más comunes que pueden producirse por diferentes tipos de problemas. Las imágenes de estos síntomas y signos se utilizan a menudo en el proceso de diagnóstico. El estudiar estas imágenes puede ayudar al diagnosticador a reducir las posibilidades de enfermedades a considerar y otras que pueden ser descartadas6.
Síntomas y Signos observados comúnmente
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Manchas foliares fungosas – las manchas varían en cuanto a su tamaño. Generalmente son redondas y ocasionalmente alargadas en los tallos. Se pueden desarrollar zonas con diferentes coloraciones o texturas, dando a la mancha la apariencia de un blanco de tiro con círculos concéntricos. Estas manchas no están delimitadas por las nervaduras de la hoja (Figura 6).
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Figura 6. Mancha con anillos concéntricos en tabaco causada por Rhizoctonia solani. (Cortesía de H. D. Shew y T. A. Melton) |
Manchas foliares bacterianas – a menudo las manchas son angulares debido a la delimitación por parte de las nervaduras de la hoja. La coloración usualmente es uniforme y los signos del patógeno no son evidentes. Inicialmente el tejido muestra una apariencia húmeda, pero se torna como papel a medida que se seca. (Figura 7).
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Figura 7. Mancha foliar bacteriana en lechuga causada por Xanthomonas campestris pv. vitians. (Cortesía de S. T. Koike) |
Amarillamiento de nervaduras – ocurre cuando se presenta una banda de tejido amarillo a lo largo de las venas más grandes de la hoja. Este síntoma se observa en el caso de enfermedades virales. En contraste, las deficiencias nutricionales pueden producir una banda verde oscuro a lo largo de las nervaduras de la hoja. (Figura 8).
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Figura 8. Chícharo (arveja) infectado con el Virus del Mosaico de la Nervadura del Trébol Rojo, (Red clover vein mosaic virus, en inglés) mostrando una clorosis nerval y bandas. (Cortesía de R. O. Hampton) |
Mosaicos y Mancha Anular – Mosaico (Figura 9) y mancha anular (Figura 10) son términos empleados para describir a zonas irregulares que se observan en la superficie foliar que presentan áreas verdes y amarillas. Además en algunos casos las hojas se deforman. A menudo estos síntomas están asociados con patógenos virales. No existe una delimitación definida entre las zonas afectadas y las sanas. Una delimitación definida podría indicar un problema nutricional o variegación genética.
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Figura 9. Síntomas de mosaico observados en hojas de calabacín. (Usado con permiso de M. Riley, de archivos de W. Witcher) |
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Figura 10. Hoja de cacahuate (maní) mostrando manchas con anillos concéntricos causadas por el Virus de Marchitamiento Manchado del Tomate (Tomato spotted wilt virus) (TSWV, por sus siglas en inglés). (Cortesía de A. Culbreath, J. Todd y H. Pilcher) |
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Deformación foliar – las hojas de plantas infectadas pueden presentar distorsiones con respecto a su tamaño y forma normal. Las hojas pueden presentarse alargadas, pequeñas o engrosadas. Este tipo de síntomas puede relacionarse con infecciones por virus, hongos o bacterias (Figura 11) al igual que con infestaciones de insectos y ácaros.
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Figura 11. Verrucosis, o enrollamiento de la hoja del durazno causado por Taphrina deformans. (Cortesía de J. W. Pscheidt) |
Mildiús polvorientos o polvosos – pueden afectar a las hojas, tallos, flores y frutos, produciendo un micelio superficial blanco a gris que puede desprenderse al tocarles con los dedos. (Figura 5). Unos puntos negros se desarrollan posteriormente sobre los tejidos. Estos puntos son los cleistotecios maduros que son las estructuras fungosas de sobrevivencia que contienen ascosporas. El tejido vegetal debajo del micelio puede tornarse amarillo, rojizo o permanecer verde, en el tejido que crece activamente se puede observar un poco de deformación foliar.
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Figura 5. Mildiú polvoriento sobre un racimo de flores de manzana, causado por Podosphaera leucotricha. (Cortesía de K. D. Hickey) |
Presencia de esporas o cuerpos fructíferos – Varias enfermedades fungosas pueden ser identificadas fácilmente, basadas en la presencia de esporas o cuerpos fructíferos en la superficie foliar. Algunos ejemplos de esto son las royas que se reconocen por sus esporas herrumbrosas de color café oscuro a negro (Figura 4) y los carbones que se identifican por sus esporas negras que frecuentemente reemplazan la estructura de la semilla (Figura 12).
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Figura 4. Roya del Tallo en Cebada, causado por Puccinia graminis. (Cortesía de B. Steffenson) |
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Figura 12. Carbón volador (a la izquierda) y carbón volador falso (a la derecha) en cebada, causado por Ustilago nuda (izquierda) y U. nigra (derecha). (Cortesía de P. Thomas) |
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Caída de acículas en coníferas – las coníferas normalmente conservan sus acículas (agujas) por muchos años, eventualmente estas hojas desaparecerán. Esta caída es gradual y la producción de hojas nuevas oculta la pérdida de las hojas viejas. Bajo condiciones desfavorables de crecimiento, tal como una sequía, puede causar un incremento en la caída de acículas. Sí el desprendimiento ocurre sólo en hojas viejas, especialmente bajo condiciones desfavorables de crecimiento, no hay necesidad de preocuparse. Si se desprenden acículas nuevas, entonces pueden estar implicados otros factores, por ejemplo el hongo defoliador de acículas (Figura 13), deficiencias nutricionales o toxicidad de químicos.
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Figura 13. Rhabdocline pseudotsugae, caída de acículas en Abeto (Douglas Fir). (Cortesía de E. Hansen) |
Daño por aspersión de agroquímicos o contaminantes ambientales – Las manchas foliares asociadas con daños son relativamente uniformes en su coloración y la delimitación entre el área afectada y la sana usualmente es bien marcada. La distribución en la planta puede asociarse con el punto de contacto entre la aspersión o el contaminante con la porción de la planta expuesta. (Figura 14).
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Figura 14. Daño foliar en frijol causado por el efecto de deriva del herbicida Paraquat. (Cortesía de H. F. Schwartz) |
Muerte apical de hojas o acículas – La muerte de las puntas de acículas y de ápices y márgenes de hojas frecuentemente indican condiciones climáticas desfavorables, químicos tóxicos y una falla en las funciones de las raíces debido a malas prácticas culturales. Los contaminantes ambientales, químicos en el suelo y exceso de fertilizantes pueden causar quemazón apical. La sequía y heladas pueden presentar el mismo efecto. Todas las acículas de un período de crecimiento dado pueden verse afectadas. Las acículas infectadas por enfermedades foliares fungosas usualmente se observan más dispersas y rara vez se ven afectadas todas las acículas en los diferentes grados de desarrollo a la vez. (Figura 15). Las acículas afectadas por agentes infecciosos se ven afectadas a lo largo de diferentes áreas de la acícula y a menudo son de colores amarillos o ligeramente bronceados. Se pueden observar además cuerpos fructíferos.
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Figura 15. Lesiones cloróticas y necróticas en el ápice de la hoja debido a una toxicidad de fluoruro. (Aglaonema commutatum 'María') (Cortesía de J. M. F. Yuen) |
Daño de químicos en el suelo o del aire – Los químicos que se absorben del suelo por parte de las raíces y del aire a través de las hojas pueden producir quemazón o apariencia chamuscada de los márgenes foliares (Figura 16). Si el síntoma es severo pueden verse zonas necróticas entre las venas. El tejido muerto puede desprenderse, produciendo una apariencia rasgada. Otros químicos también pueden causar deformaciones en la forma y tamaño de la hoja.
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Figura 16. Hojas de alfalfa con los márgenes de la hoja chamuscados debido a un daño por dióxido de azufre. (Cortesía de K. T. Leath) |
Cánceres (Cancros-Chancros) – Los cánceres son lesiones necróticas localizadas que a menudo presentan una apariencia hundida (Figura 17). Los cánceres pueden ser el resultado de daños mecánicos (ejemplo, daño a árboles por colisiones con autos o cortacéspedes) y varios hongos y bacterias. En la primavera se puede observar un exudado en la superficie de los cánceres bacterianos y cuerpos fructíferos en el caso de cánceres fungosos.
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Figura 17. Cáncer en manzano causado por Nectria galligena. (Cortesía de A. L. Jones) |
Pudrición y descomposición de frutos – Varios hongos y bacterias pueden causar pudriciones en frutos. Se les distingue por la coloración, falta de firmeza de los tejidos y signos tales como esporas o cuerpos fructíferos (Figura 18).
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Figura 18. Pudrición café del durazno, causada por Monilinia fructicola. (Cortesía de J. M. Ogawa) |
Decoloración de frutos – La decoloración en frutos se asocia mayormente con infecciones virales (Figura 19). Esta decoloración puede ser semejante a los mosaicos y manchas anulares observadas en las hojas (Figura 20).
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Figura 19. Síntomas de mosaico en calabacín amarillo de cuello curvado. La apariencia normal es un fruto totalmente amarillo. (Usado con permiso de M. Williamson) |
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Figura 20. Síntomas de mancha anular en fruto de durazno debido al Virus de la viruela de la Ciruela (Plum pox virus, en inglés). (Cortesía de A. N. Adams) |
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Marchitamientos – Los marchitamiento se caracterizan por una pérdida total de turgencia de las hojas y posiblemente toda la planta debido a una pérdida generalizada de agua (Figura 21). Esta pérdida es a menudo causada por la obstrucción del flujo de agua a través del xilema. Esta obstrucción puede ser causada por la presencia de bacterias (Erwinia, Ralstonia) u hongos (Fusarium, Verticillium) en el xilema. Los marchitamientos pueden observarse cuando ocurre una destrucción del sistema radical debido a nematodos u hongos causales de pudriciones radicales (Armillaria, Phytophthora, Pythium) o una escasez severa de agua en el suelo.
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Figura 21. Marchitez por Verticillium en pepino causada por Verticillium dahliae. (Cortesía de W. D. Gubler) |
Quemazón o Muerte Regresiva de retoños – Una muerte regresiva repentina de un retoño usualmente indica un daño químico o climático más que un problema fitopatogénico. Si la delimitación entre el tejido sano y enfermo de la corteza está bien definida se debe sospechar de un producto químico en el suelo. Si la muerte regresiva es gradual y se presentan grietas o rajaduras de la corteza y madera se puede sospechar de un daño por frío, además de quemazones bacterianas causadas por Pseudomonas o Erwinia. Se requiere una prueba del exudado bacteriano, con un microscopio compuesto de fase y aislamientos para determinar si la quemazón/muerte regresiva se debe a agentes bacterianos (Figura 3). Una declinación gradual de los retoños en la que las hojas muertas se mantienen adheridas al tallo son indicaciones de una enfermedad infecciosa (Figura 22). La delimitación entre el tejido enfermo y el sano a menudo es irregular y hundida. También pueden observarse púas pequeñas o protuberancias emergiendo de la superficie de la corteza muerta. Estas protuberancias son cuerpos fructíferos del agente causal fungoso.
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Figura 3. Exudado bacteriano emanando de un corte de un tallo de tomate infectado con Ralstonia solanacearum. (Usado con permiso de M. Williamson) |
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Figura 22. Retoño de manzano con Fuego Bacteriano causado por Erwinia amylovora, mostrando en el ápice del retoño el típico “bastón de pastor”. (Cortesía de A. L. Jones) |
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Muerte de ramas en árboles y arbustos – Si empiezan a deteriorarse ramas de manera dispersa en un árbol o arbusto y eventualmente mueren, se debe sospechar de un cáncer o quemazón de los brotes (Figura 23). Si las ramas mueren repentinamente y especialmente si las ramas afectadas se concentran en un lado del árbol, se debe sospechar de condiciones climáticas (viento, nieve, etc.), daños por animales o daños mecánicos en la base del tronco; sin embargo, esto no siempre es el caso. Si los síntomas se desarrollan, al pasar el tiempo, en un lado del árbol o planta, entonces este daño puede estar asociado con una afección a las raíces debido a una pudrición radicular causada por Phytophthora spp.
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Figura 23. Rama exhibiendo muerte regresiva en pino Monterey en California causado por cancro del resinoso (Phytophthora ramorum). (Cortesía de L. D. Dwinell) |
Muerte de la copa de árboles y arbustos – Si todo o una gran parte de un árbol o arbusto muere en un lapso de tiempo, el diagnosticador debe sospechar que hay un problema en las raíces (Figura 24). A modo de ejemplo tenemos a enfermedades tales como la pudrición radical por Armillaria y el marchitamiento por Verticillium. El deterioro puede ser gradual y eventualmente puede afectar todo el árbol, pero en algunos casos la muerte llega a ocurrir inicialmente en un lado de la planta. Si el deterioro es repentino, se debe sospechar de un químico tóxico en el suelo o de condiciones climáticas extremas como heladas o sequías.
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Figura 24. Síntomas en la corona causados la pudrición laminada de las raíces del abeto Douglas, Phellinus (= Poria) weirii. (Cortesía de W. G. Thies) |
Enanismo o Deterioro Total – Estos síntomas pueden ser causados por diferentes factores. Las infecciones sistémicas causadas por virus dan como resultado enanismo (falta de desarrollo) o deterioro, pero dichas infecciones a menudo se ven acompañadas de síntomas en las partes aéreas de la planta como lo son acortamiento de entrenudos. En muchas situaciones un atrofiamiento total de la planta puede deberse a problemas asociados con el sistema radical (Figura 25). Se deben examinar las raíces y buscar pudriciones y posible crecimiento micelial, reducción de las raíces, especialmente en el caso de organismos que se alimentan de ellas, y la presencia de agallas (Figura 26). Las agallas en raíces son el resultado de afecciones por hongos y plasmodioforales (Plasmodiophora brassicae), nematodos (Meloidogyne spp. – nematodo de los nódulos) y bacterias (Agrobacterium sp.). Factores abióticos tales como deficiencias nutricionales, compactación de suelos y residuos de herbicidas también pueden dar como resultado un atrofiamiento total o deterioro de la planta.
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Figura 25. Crisantemo “Mandalay” sano (a la izquierda) y planta infectada por Fusarium oxysporum f. sp. chrysanthemi (a la derecha) que exhibe un enanismo sin que se aprecien otros síntomas. (Cortesía de Pennsylvania State University – Universidad Estatal de Pensilvania) |
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Figura 26. Agalla de corona en Euonymous sp. (Evónimo, Bonetero) causada por Agrobacterium tumefaciens. (Cortesía de Robert L. Forster) |
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Mal de Almácigo (damping off, en inglés) – Este término describe el colapso y muerte rápida de plántulas. A menudo las plántulas se mostrarán casi quebradas en la línea del suelo (Figura 27). Ésto puede observarse en camas de plantas iniciadas en los invernaderos y puede ser el resultado de infecciones de las plántulas por parte de organismos fungosos como Fusarium, Phytophthora, Pythium, Rhizoctonia y Thielaviopsis (Figura 28).
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Figura 27. Plántulas de soya mostrando síntomas de Mal de Almácigo (Pudrición temprana) causados por Pythium. Nótese el adelgazamiento y oscurecimiento del tallo cerca de la línea del suelo. (Cortesía de X. M. Yang) |
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Figura 28. Mal de Almácigo (Pudrición temprana) de vinca (Catharanthus roseus) debido a Rhizoctonia solani. (Cortesía de R. L. Wick) |
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Reconocimiento: Contribución Técnica Número 4761 de la Estación Experimental Agrícola de Carolina del Sur.
Citas Bibliográficas
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